Complejidades
Tuesday, August 10, 2010
J.E. Mejía Uclés
La Tribuna,Honduras
Se cumple a ciencia cierta aquel principio fundamental, de que todos los problemas internos de un país se reflejan internacionalmente, es lo que viene aconteciendo entre Colombia y Venezuela, el uno luchando por desterrar la narco guerrilla y los otros empecinados en mantener y fomentar un gobierno populista porque tanto son populistas los gobiernos de izquierda como de derecha, que está fuera del contexto de los tiempos que vivimos.
Hoy la América Latina se ha dividido en dos bloques: los unos que desean otorgar a sus países seguridad jurídica, seguridad ciudadana, desarrollo económico y comercial, superación de la pobreza; y los otros, un socialismo ya trasnochado, revoluciones con ideas viejas. Queriendo reescribir la historia, con nacionalización de empresas, vulnerando la libre empresa, creando incertidumbre, desasosiego, promoviendo la corrupción, la ineptitud y el nepotismo, gestando golpes de Estado; perdiendo de vista lo que ha acontecido en tiempos pasados, en actitudes similares. Como los humanos erramos, olvidándonos de la historia.
La participación de Colombia en la O.E.A., es digna de reconocimiento al presentar las pruebas de los 87 campamentos que la guerrilla mantiene a 23 kilómetros dentro de territorio venezolano, un gobierno cómplice de las atrocidades de una guerrilla que no representa más que el brazo encubridor de los narco traficantes y ella misma productora y procesadora de droga, fuente inagotable de fondos para mantener un terrorismo que no representa más que sangre y lágrimas de una población sufrida, de unos civiles que a partir de los años 50 han venido padeciendo una violencia permanente, todo por la ceguera de las elites que nos han gobernado, que nos han visto que todo deriva de la mejor distribución de la riqueza y que es ahí donde residen todos los males de la República.
Un régimen como el venezolano que se sostiene por la filosofía del pobrecito, regalando dinero y no generando empleo, que ha llevado a lo máximo la estatización, llegando al extremo de estatizar los puertos, provocando con ello que ciento treinta mil toneladas de alimentos se pudrieran, alimentos que podrían haber alimentado al 25 por ciento de su población, todo por la ineptitud y la ineficiencia, típico caso de los gobiernos dictatoriales, ya sea por el rompimiento de la Constitución o avalados por esa misma Constitución, ejemplos de tales desaguisados nunca faltan, y ahora más bien han tomado carta de naturaleza.