La larga sombra de los Somoza
Friday, September 24, 2010
Cornelio Hopmann
El Nuevo Diario, Nicaragua
Cuando uno se hace la molestia de comparar propuestas actuales para el desarrollo económico de Nicaragua, se hacen algunos descubrimientos quizás sorprendentes. Apartemos primero a los que confunden economía con contabilidad y políticas económicas con ajustes de cuentas. Para ellos, elementos como niveles de educación, tecnificación de la producción, uso de recursos naturales hasta características particulares de mercados son factores exógenos, por los cuales alguien debe velar, pero según el evangelio monetarista ahí la política no debe meterse.
Pero tampoco hay debate alguno en cuanto al manejo mismo de las cuentas nacionales, pues al parecer no hay disenso tampoco. Siguen por el mismo curso desde que se implementó el 1. programa de Ajuste Estructural hace 15 años, con la salvedad de que las estructuras productivas del país en términos cualitativos no se cambiaron, o sea, hubo solo ajuste de cuentas pero no de estructuras.
Los productos principales de exportación de hoy, según los últimos informes de Cetrex, son casi exactamente los productos principales de hace 100 años, con el mismo nivel de procesamiento, es decir, a pesar de toda la modernización habida, a pesar de todos los avances en infraestructura vial y energética, la economía del país descansa en los mismos ejes, ni siquiera con avances sustanciales en la productividad. En el caso de Nicaragua no basta hablar de décadas perdidas, sino Nicaragua perdió todo un siglo. Las islas llamadas Zona Franca no cambian este panorama muy sombrío.
Lo quizás sorprendente, nadie de ningún lado propone un cambio de fondo de esa estructura fallida tampoco, sino la elite rectora del país concuerda en que el agro -ese agro tradicional de café y caña, granos y ganadería- sea la base económica del país, quizás sin ser más específico con una u otra agro-industria encima, y que las medidas principales a tomarse se concentren en el desarrollo de la infraestructura vial y energética. Para darse un toque ligero de modernización, se habla a veces de la importancia de la educación -sin especificar para qué en términos económicos- y de llevar la tecnología al campo, sin especificar de nuevo porqué y para qué esa tecnología sea importante en términos de la rentabilidad económica. Ahí se ubica la parte económica del programa de Salvación Nacional.