Monday 30 December 2024


La oleada de indignación que recorre el mundo

Thursday, October 13, 2011

Ricardo Rosales Román
La Hora, Guatemala

Para los lectores de algunos de los medios impresos y los escuchas y televidentes de los noticiarios de radio y los canales abiertos y de paga, hay acontecimientos que no suceden. En esos medios, no se publican. Es una política deliberada que los propietarios, accionistas y anunciantes tienen convenida –abiertamente o mediante “señas”– con sus directores quienes, a su vez, así se lo indican a sus jefes de redacción y estos, por su parte, a sus redactores y reporteros.

Es esta la manipuladora cadena que prevalece en el área de la información y que puede resumirse diciendo que “lo que no se publica es porque –en opinión de los medios– no sucedió” y que, en otras palabras, es lo que conviene a los verdaderos dueños de los medios a fin de que los lectores, radioescuchas o televidentes no se enteren ni sepan ni estén informados de lo que en realidad está sucediendo en el país y en otras partes del mundo. Lo que también es frecuente es que se informe a medias, tergiversada, sesgada o tendenciosamente o que persista el amarillismo noticioso.

Traigo a cuenta lo anterior porque llama la atención la casi inexistente información publicada y la también inexistente opinión editorial o comentarios hechos por “expertos” y “sabelotodo” acerca de lo que desde el pasado 17 de septiembre empezó a ocurrir en la metrópoli del imperio y que ahora se expande a todos los Estados de aquél poderoso país. Se trata de la ola de indignación social que sacude al imperio en sus propias entrañas.

Lo mismo sucede con el silencio informativo y de opinión respecto a las no resueltas revueltas en el mundo árabe, lo que acontece en la mayoría de países de Europa occidental, las movilizaciones estudiantiles en Chile y Colombia y la lucha de resistencia del pueblo hondureño, primero, contra los golpistas que depusieron al presidente Zelaya y, actualmente, contra el régimen de Porfirio Lobo.

Una política informativa y de opinión editorial así diseñada y convenida pone al lector, al radioescucha y al televidente ante el riesgo de que se le induzca a “darle una lectura occidentalista”, por ejemplo, a “los levantamientos en el mundo árabe” tal como la advierte René Nava. Quien así informa u opina, desnaturaliza, desvirtúa y tergiversa lo que allá, en realidad, está aconteciendo.

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