Nuestro país en la economía mundial
Tuesday, October 25, 2011
Miguel Ramos
Prensa, Panamá
En primer término, la economía es una actividad humana y como tal genera procesos complicados, contradictorios y desiguales en toda la geografía del globo. Mientras, producto de la crisis financiera, Estados Unidos, Japón y la zona euro experimentan lo que podríamos caracterizar como atonía económica de larga duración (debilidad prolongada), Asia, América Latina y África, encausados por la locomotora económica de China, registran altas tasas de crecimiento económico.
Aquí se cumplen las regularidades del desarrollo desigual entre las diferentes regiones del globo, en donde los países de capitalismo maduro generan tasas de crecimiento débiles, frente a los países de más reciente desarrollo e industrialización que registran altas tasas de crecimiento.
Este escenario ya se dio en el último cuarto del siglo XIX, después de la crisis financiera de 1873, cuando Gran Bretaña y Francia, las indiscutibles potencias dominantes de la época, declinaban frente a la irrupción de Alemania, Estados Unidos y Japón como potencias mundiales.
Para fines del siglo XIX, Alemania rebasa a Gran Bretaña como primera potencia de Europa y Estados Unidos ya era la primera potencia mundial por su producción industrial.
Después de la crisis de 1873, Gran Bretaña se constituye en exportadora neta de capitales y acelera la conquista colonial de África. Es decir, la economía de Gran Bretaña se dinamizó por los grandes montos de repatriación de capitales, lo que, de hecho, hizo del capital rentista su sector hegemónico.
Después de la gran recesión de 1974–1975, el capital especulativo cobra gran auge y para mediados de la década de 1980 las grandes compañías bursátiles desplazan a los bancos como intermediarios financieros. Esto coincide con la relocalización de grandes ramas de la industria manufacturera de Estados Unidos y Europa, en China y otros países asiáticos, provocando un proceso de desindustrialización de estos dos bloques económicos.
En medio de este complejo fenómeno, Panamá, catapultado por la reversión del Canal, su ampliación y por el aprovechamiento efectivo del potencial económico de su posición geográfica, registra la quinta ola de modernización de su economía.