Monday 30 December 2024


Oportunidad de oro para Panamá

Monday, October 3, 2011

Rafael Carles
Panamá América

La economía internacional ha sufrido un grave deterioro durante las últimas semanas. Olas de pánico e histeria colectiva amenazan las bolsas y demás centros financieros del mundo. Los últimos datos económicos sugieren que la recesión regresó a los países desarrollados y los índices financieros están en niveles de estrés que no se veían desde el colapso de Lehman Brothers, en 2008. Y todo esto coincide con la celebración la semana pasada de la Asamblea del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, sin duda la reunión anual más importante de discusión política institucional y económica, y con las demás reuniones paralelas de los organismos multilaterales, todas realizadas en Washington.


Ya hace varios años que los países primermundistas no logran estabilizar sus economías y mejorar sus tasas de crecimiento, las cuales pensaban tener aseguradas como consecuencia de la globalización a fines de los 80. Hoy el mundo aparece patas para arriba y el poder hegemónico de Estados Unidos y Europa no soporta ver a las economías emergentes que, con maestría, rigor, disciplina y algo de suerte, han construido una base robusta de crecimiento económico, algo impensado años atrás.

Países como Brasil, India, China, Tailandia, Turquía, Malasia, Indonesia, Colombia, México y hasta Panamá, han hecho esfuerzos importantes y establecido un modelo económico que, a su vez, impulsa liderazgo, crea autonomía, genera desarrollo social y estabiliza los precios. Nuestro país, con un modesto modelo de centro de servicio para la región y el mundo, cuenta hoy con más herramientas de políticas económicas que las mismas economías avanzadas. Pero no por eso podemos caer en actitudes triunfalistas y, en su defecto, debemos aceptar que la austeridad es una estrategia necesaria para evitar caer en un hoyo inflacionario que nos haría perder nuestra relativa estabilidad económica y tranquilidad social.

La economía mundial no crecerá significativamente en 2011, en mayor o menor parte, por los desaciertos de los Estados Unidos y los países de Europa. Las consecuencias de este naufragio serán considerables y obligarán a sus gobernantes a un profundo examen de conciencia.

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